¿Un huésped inesperado? ¿Un brindis improvisado? ¡Que no cunda el pánico! Solo se necesita vinagre balsámico espeso (al menos diez trasiegos), Parmigiano Reggiano y unos palillos de madera.
Poner el queso cortado a dados en una fuente, escanciar el vinagre en forma de chorrito para ir cubriendo el queso uniformemente, insertar un pincho en cada dado para que los comensales puedan servirse cómodamente. ¡Y listo!
¡El vino con el que acompañar, obviamente, es el Lambrusco Grasparossa de Castelvetro DOC Leonardi!
¿Una variante refinada? Intercalar los dados de queso parmesano con fresas enteras, pero no demasiado grandes; después de lavarlas y quitarles el pedúnculo. ¡Éxito asegurado!
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