El vinagre balsámico es comúnmente considerado un condimento agridulce con el que aliñar ensaladas y verduras, pero en realidad puede ser utilizado para aderezar desde entremeses hasta postres, según el grado de densidad que tenga. Esta densidad depende del tiempo de añejamiento del producto. Cuanto más permanece en reposo en las barricas de madera, más se concentra y adquiere los aromas de las varias maderas, así como esa cremosidad que lo hace agradablemente suave y almibarado. Por ello conviene optar por el tipo idóneo para el uso que se le vaya a dar en la cocina: Un vinagre balsámico joven, por su consistencia líquida, resulta adecuado para aliñar ensaladas, marinar carnes y pescados, y preparar vinagretas; un vinagre balsámico de mediana edad resultará perfecto, además de para aderezar verduras, para sazonar risottos, sopas, carnes, pescados y macedonias; un vinagre balsámico denso añejado más de diez años es una exquisitez ideal para acompañar quesos blandos o curados, caviar y mariscos, fresas y fruta fresca en general, helados de crema y postres helados, y también constituye un ingrediente muy válido para preparar deliciosos cócteles. Para terminar, un vinagre balsámico añejado más de veinte años, como el Tradicional Extra Vecchio DOP, además de todos los usos citados, se puede degustar simplemente al final de la comida, puro a cucharadas, por sus cualidades digestivas.
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