El Vinagre Balsámico de Módena nació como ingrediente de la cocina tradicional local pero hoy día su uso se ha extendido al mundo entero, entrando en los hábitos alimentarios de muchas personas como condimento o bien con otros empleos.
En la cocina creativa, sobre todo, el vinagre balsámico ha contribuido notablemente a la creación de imaginativas nuevas combinaciones, en virtud de su variado buqué de sabores y aromas.
Agridulce por naturaleza, el vinagre balsámico en sus dos variantes —Aceto Balsamico Tradizionale di Modena DOP y Aceto Balsamico di Modena IGP— se presta de manera excelente a combinaciones inesperadas con distintos alimentos, desde los quesos hasta la carne, las verduras, el pescado, la pasta e incluso la fruta.
Su conocimiento en el mundo entero ha multiplicado sus aplicaciones, de modo que incluso las fresas y el helado de crema quedan bien con unas gotas de Aceto Balsamico Tradizionale de textura espesa y almibarada. Sin embargo, no todos pueden llegar a imaginarse hasta dónde puede llegar la experimentación de nuevas combinaciones entre las notas dulces y agrias del condimento más tradicional de Módena y los platos de la cocina creativa internacional.
Descubramos, pues, tres usos del vinagre balsámico que quizás no conocías.
Si ya es insólito de por sí que un condimento como el vinagre acompañe a la fruta y al helado, llegar a emplearlo en la preparación de pasteles resulta de lo más sorprendente.
Y sin embargo las recetas de postres con vinagre balsámico son muy numerosas; no hay más que realizar una breve búsqueda en la red para encontrar decenas de ellas. No por nada, las características aromáticas del balsámico casan tanto con los gustos salados como con los dulces, de modo que ¿por qué no aprovechar esta versatilidad?
El vinagre balsámico se puede emplear ya sea como topping en pasteles y tartas, ya sea junto con azúcar o miel en la preparación de un glaseado de sabor especial para rematar decorativamente un buen postre.
Además, puedes utilizarlo para caramelizar la fruta de pasteles y tartas de queso o para marinar de forma deliciosa peras, cerezas, manzanas o ciruelas antes de su cocción. Así, por ejemplo, puedes preparar una variante de las famosas “peras borrachas”, de sabor típicamente emiliano. ¡Mermeladas y compotas también pueden cobrar un gusto especial con un toque de balsámico!
Excelente, asimismo, la combinación con el caramelo salado, otro ingrediente que seduce gracias a sus contrastes de sabor. Unas gotas de balsámico en el caramelo lo enriquecerá, haciéndolo perfecto como topping en una panna cotta o un flan de huevo distintos de lo acostumbrado.
Para terminar, unas gotas de balsámico enriquecen asimismo el sabor de la masa de una tarta de chocolate negro, con sus notas acídulas y aromáticas que casan a la perfección con el aroma del cacao. ¿Y por qué no probar asimismo con otras masas, como, por ejemplo, las aromatizadas con vainilla o naranja?
Como habrás intuido, siempre que se combine con un producto genuino y de características idóneas, el balsámico es tan versátil que se puede utilizar en pasteles ya sea crudo (si es espeso y tiene cuerpo, como el Tradizionale), ya sea como base para glaseados y toppings, ya sea como ingrediente en la masa de tartas de horno.
Puedes encontrar más ideas y sugerencias echando un vistazo a nuestras recetas con vinagre balsámico.
Otro ámbito en el que el balsámico brinda magníficas oportunidades creativas es el de los cócteles, tanto alcohólicos como no alcohólicos. En la red se pueden hallar decenas de recetas creativas también en este caso.
Unas veces el aroma agridulce del balsámico enriquece la mezcla de ingredientes de los cócteles más famosos, como por ejemplo Negroni y Americano, generando una variante alternativa.
Otras veces es el propio sabor del balsámico el que da lugar a recetas completamente novedosas en las que la imaginación triunfa. No hay más que pensar en la multitud de frutas que se maridan divinamente con el balsámico para hacerse a la idea del sinfín de combinaciones que se pueden realizar para concebir un delicioso cóctel sin alcohol.
Ningún barman se escandalizará ante la posibilidad de «redondear» el sabor de sus creaciones con un toque de balsámico. En realidad el uso del vinagre en las bebidas es una costumbre en absoluto nueva; no hay más que recordar los shrubs, jarabes acídulos hechos con pieles de agrios, zumo, azúcar y vinagre, que se usan en la preparación de cócteles. El shrub una bebida no alcohólica popular durante la era colonial americana. Se realizaba mezclando un jarabe de vinagre con bebidas alcohólicas, agua o agua con gas. El vocablo viene del árabe sharab, que significa bebida, pues se inspira en antiguas infusiones de Oriente Próximo.
El uso del vinagre en lugar de los agrios ha vuelto a ponerse de moda en el mundo de los cócteles y cada vez son más las recetas famosas de cócteles con balsámico, como el spritz con balsámico, del que existen varias versiones. ¡Decide tú cuál prefieres!
El tercer ámbito en el que hoy te proponemos introducir el vinagre balsámico para crear sorprendentes nuevas combinaciones es el de la cocina étnica. Las características notas agridulces del balsámico, en efecto, recuerdan las de algunos ingredientes típicos de otras tradiciones culinarias, como la salsa de soja, en primer lugar.
Son muchos los productos y las salsas fermentadas que hallamos en las varias cocine del mundo. Desde los años noventa incluso existe una palabra con la que referirse al sabor de muchas de ellas: umami. Este término japonés —conocido asimismo como “el quinto sabor”— se indica come uno de los gustos fundamentales percibidos por las células receptoras de la cavidad oral humana, en particular de las que responden a los glutamatos. Traducido al español umami significa “sabroso” o “delicioso”. Entre los alimentos umami se encuentran el queso, el tomate, la salsa de soja y, según se dice, el vinagre balsámico.
Por sus características, el vinagre balsámico se puede emplear en la cocina en preparaciones que requerirían el uso de salsa de soja: ingrediente secreto para un sushi de fábula en clave fusion, también es perfecto para marinar carnes o pescados que cocer a la plancha, como por ejemplo un atún tataki alternativo o un pollo teriaki al estilo emiliano.
¿Y por qué no combinarlo asimismo con otros platos orientales más especiados, como los de la cocina india? También en este caso, las notas acídulas y dulces del balsámico pueden equilibrar el sabor resuelto de las especias. ¿Alguna idea? El cerdo vindaloo, receta típica india a base de carne de cerdo marinada en agua y vinagre, después aliñada con cebolla, ajo, jengibre y especias, se puede preparar en versión "balsámica", al igual que el escabeche de pollo tandoori indio.
Estas son solo algunas de las múltiples posibilidades que te brinda el balsámico, si no te dejas influir por su origen tradicional y abres tu mente a la exploración de nuevos sabores y combinaciones. Descubrirás que ¡el vinagre balsámico es el producto antiguo más moderno que existe!
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